martes, 17 de octubre de 2017

CUANDO UNO ES NIÑO

Cuando eres niño, no te preocupa el dinero, en como te vistes o que impresión tienen las personas de uno, solo te preocupa sentirte de una determinada manera, sentirte valorado, escuchado, tomado en cuenta, querido, etc. Si esa necesidad inicial, no es comprendida y atendida por las personas cercanas, principalmente la familia, se crean vacíos emocionales, que cuando uno ya es adolescente o adulto, busca satisfacer a través de actividades, objetos, personas externas, que en un inicio te mantiene distraído y cómodo, pero que a mediano o largo plazo, te hace sentir incompleto, vacío e insatisfecho.

Nos olvidamos de lo más importante, de nosotros mismos, de explorar y preguntarnos que realmente queremos nosotros, hipotecamos nuestra vida por un ideal a seguir que a veces no es nuestro, pero es reforzado por una sociedad hedonista e hipercompetitiva. Es ahí, donde ser como un niño, en cuanto a la búsqueda de nuestro bienestar,  nos ayudará a sentirnos menos incompletos. Una prueba sencilla para darnos cuenta que es cierto lo que digo, es preguntándonos: ¿Cuál es el episodio más bonito que recuerdo de mi infancia?. 


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

EL PELIGRO DE ANDAR DISTRAÍDOS CUANDO TIENES HIJOS

Hoy estuve en el banco y observaba a una niña que le preguntaba a su madre mientras señalaba una imagen: "Mamá qué es esa figura donde...